El Grand Cru Kirchberg de Barr tiene una extensión de 40,63 ha con suelos de marga y calcáreos en el municipio de Barr.

La potencia de los vinos de Kirchberg de Barr revela la majestuosidad de este Grand Cru. Éstos dejan en el paladar una incomparable sensación de frescor que trasciende cada variedad de uva. Combinan finura aromática con un paladar estructurado y potente. Su capacidad de envejecimiento es muy importante: pueden crecer durante diez o veinte años sin ninguna dificultad. El Gewurztraminer tiene, en general, una nariz muy compleja pero fina en la que destacan las especias, el regaliz, el jazmín, el mentol, la trufa, la miel y la cera de abejas tras una determinada crianza. En boca muestra mucha armonía, siempre con frescura. En resumen, un conjunto largo y fresco.

Este vino está elaborado exclusivamente con Gewurztraminer procedentes de viñas propiedad de la bodega con una edad superior a los 30 años.

Esta botella permite que platos especiados y de gran poder aromático encuentren un muy buen acompañante. Pescado con costra y tártar de pescado son bienvenidos, la estructura de los vinos permite refinar la textura cremosa de los platos. Las preparaciones especiadas, indias u orientales, se suavizan con la finura del Gewurztraminer de Kirchberg de Barr.

Un potente Grand Cru que hay que darle mucha paciencia y es un claro ejemplo de la longevidad de los vinos de Alsacia.

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